Reflexiones de una zorra

Todo el que lee este blog sabe que soy una esclava convencida y que disfruto siéndolo pero estos días debe haber ocurrido algo extraño porque hoy voy a hablar mal de BDSM o, por lo menos, de una de las dos partes que participa en el BDSM. Y es que resulta que llevo todo el fin de semana pensando en lo mismo y al final he decidido poner aquí mi reflexión para que cada uno pueda decidir si le parece correcta o estoy loca de atar. A lo mejor hay quien se extraña de que una esclava piense y de hecho, todos sabemos que hay Amos que aseguran que una esclava no tiene que pensar, sólo tiene que obedecer. Puede ser verdad pero esta esclava que, curiosamente, es adiestrada para convertirse en una zorra y en la última mierda que recorre el mundo a gatas ha sido capaz de estar pensando durante casi dos días.
¿Y qué es lo que he estado pensando?
Pues en la actitud de algunos Amos que tratan a sus esclavas con una indiferencia absoluta y que dan la impresión de querer hacerles daño para satisfacer sus deseos o para que se note que son los que mandan.
Un Amo prohibe a su esclava que tome alcohol. Hasta hí todo va bien, pero resulta que la pobre no bebe alcohol sino coca cola y entonces le prohibe la coca cola. Le da permiso para que la noche del sábado pueda dar una vuelta con sus amigos pero le prohibe beber alcohol y coca cola y cuando ella, sumisa, le pregunta qué puede beber, la respuesta de su Señor es la más comprensiva para con la persona a la que, teóricamente, debe proteger: "Agua".
Sí, señor, así se habla. Entras en un bar en una noche de sábado con todos tus amigos, todos piden cubatas, whisky o fanta de limón y la esclava, obediente, solicita un vasito de agua. Mientras, claro, él se está hartando de cuba libres con los amigos en un bar cercano.
Otra cuestión. Prácticamente todas las esclavas tenemos que llevar un diario que debemos enviar cada día a nuestro Señor. Algunas, además del diario deben mandar correos a su Amo para pedirles permiso para ciertas cosas, para contarles lo que piensan, darles cuenta del dinero que gastan, lo que comen, lo que beben, o lo que visten. Lo razonable sería que, al menos de vez en cuando, recibieran respuesta de sus Amos dándoles ánimos, riñéndolas o comentando lo escrito por ellas, pero no, esos Amos no escriben jamás y cuando a la zorra se le ocurre hacer alguna observación con timidez y sin apenas levantar la voz la primera respuesta que recibe es que le está faltando el respeto y la segunda que él es Amo y que escribe cuando le sale de ahí mismo. Sí, señor, con dos pares....
Bueno, amigos mi cerebro de perra ya no da más de sí, de forma que lo voy a dejar ya y seguiré otro día. No veáis este comentario como algo personal o como una decepción por mi parte, pero a veces se oyen y se ven cosas que le sacan a una de quicio. Aunque se sea esclava.
Nota. Tengo la seguridad de que mi Amo no se enfadará por este comentario. En primer lugar porque siempre me ha dado absoluta libertad para escribir lo que quisiera y en segundo término porque es evidente, desde luego para mi Señor y para esta esclava, que todo lo que he dicho no tiene nada que ver con él.