domingo, septiembre 09, 2007

El tren


He estado soñando tanto con aquel día que he formado en mi mente una historia tan perfecta que, a pesar de ser ficticia, podría relatarse sin dificultad. He pensado tanto en aquel cuarto que soy capaz de construirlo palmo a palmo, mueble a mueble, detalle a detalle. He imaginado con tanta perfección todas esas escenas que a veces estoy segura de haberlas vivido, de que han formado parte de mi existencia real de esclava.
Pero sólo ha sido un sueño, un mero pensamiento o un ejercicio de imaginación. Aquella tarde iba a pasar mi tren, ese que sólo pasa una vez en la vida, y yo iba a estar en la estación para cogerlo. Pero ni siquiera tuve opción. No fue que no quisiera subirme o que no llegara a tiempo de hacerlo y lo perdiera. Fue que no me dejaron estar o tal vez fue que el tren tampoco pasó y todo fue una absurda quimera.
Hoy sé que mañana volverá a pasar el tren, que se detendrá en la estación y que incorporará a los viajeros que deseen subir, y sé que alguno de esos viajeros tendrá la oportunidad intacta de recorrer el camino y vivir esa historia que yo no pude vivir y con la que tanto he soñado desde entonces.
Lo peor de todo es que en mi pueblo ya no hay estación.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Pero bueno, ¿otra vez volvemos a las andadas?
Otra vez tristeza, melancolía, el mundo cayéndose a nuestro alrededor...
Venga: ¡ánimo! No es la primera vez, ¿no?
Todo se arreglará. Ya lo verás.

15:12  
Blogger Tarha said...

por fortuna,ese tren siempre vuelve a pasar

04:53  
Blogger Silvia said...

Gracias por su interés Señor de la Mansión, pero en esta ocasión más que un lamento es una rabieta, el clásico recurso al pataleo.

Lo malo, Amo, es que sea uno de esos trenes de alta velocidad que sólo se detienen en la última estación.

23:02  
Blogger Tarha said...

huy mi'jita ya no esta uno para muchas velocidades.

02:11  

Publicar un comentario

<< Home