martes, octubre 03, 2006

Esclavitud

Sométame Amo. Dómeme para hacer de mí esa perra obediente que satisface sus deseos y que está siempre dispuesta a cumplir hasta la última de sus órdenes. Azóteme Señor, rasgue mi piel sin contemplaciones hasta dejarme esa huella indeleble que me identifique como su propiedad. Ordéneme que me arrodille ante su autoridad, que le lama los pies y que permanezca inmóvil esperando a que decida lo que hacer conmigo. Amordáceme para ahogar mi rebeldía y áteme para impedir cualquier movimiento indebido, para controlarme a su merced. Prohíbame decir una sola palabra sin su permiso, vigile mis movimientos e interrumpa mi quehacer con una orden que me lleve al lugar en el que merezco estar, que me obligue a ser consciente de que no soy más que una sierva. Humílleme hasta acabar con mi último atisbo de orgullo, modifique mi vida cuanto quiera porque mi vida está entregada y ya no me pertenece. Úseme a su antojo, con el único limite de su condición de Amo honesto, con la misma libertad que utiliza cualquier Amo con los objetos de su propiedad.
Y al final, si no cumplo, si mi rebeldía es superior a mi sumisión o si aún muestro un orgullo impropio de una perra, castígueme con la severidad con las que se penan las deslealtades, los incumplimietos y las muestras de una altivez que una sumisa doblegada no debe mantener.
Haga todo eso Señor, porque de esa forma podrá comprobar que mi decisión es firme, que mi aprendizaje progresa y que mi disposición no admite ya ninguna duda. Porque si así lo hace, aprovecharé su dominación sobre mí para recorrer en un instante el camino que aún me separa de la esclavitud y podré poner mi voluntad a su entera disposición.
Amo, quiero entregarle mi cuerpo y quiero entregarle mi mente, ser consciente de que todo está en sus manos, de que nada me es posible decidir porque usted puede cambiar esa decisión con sólo mover un dedo. Quiero también someterme a sus deseos, permanecer desnuda, vivir arrodillada. Deseo renunciar a todo lo que me identifique como poseedora de algo porque quiero ser su propiedad, a los derechos que me puedan corresponder porque sólo tengo los que usted me dé.
Y es que ya no me conformo con ser principiante, tampoco con ser novicia, ni siquiera quiero ser ya sumisa. Sólo aspiro a ser esclava, a que se digne tomar este cuerpo y esta mente que le ofrezco y disponer de ellas como dispone de sus cosas. No me importa el tiempo que quede para hacer realidad mi sueño, ni lo que tarde en merecer ese honor, los sacrificios que cueste o el dolor que conlleve. Sólo me interesa llegar al final del camino y hacerlo porque usted lo quiera y también, mi Amo, también cuando usted lo ordene.

1 Comments:

Blogger Tarha said...

La vida solo es una senda de eterno aprendizaje,tu has elegido ser mi sierva y seguir una ruta distinta a las demas,pero el final de ese camino no es la esclavitud,la esclavitud es el camino que ahora recorres.
Tarha.

13:27  

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