martes, febrero 24, 2009

Sumisa y rebelde


Parece razonable pensar que sumisión y rebeldía son conceptos antagónicos y, probablemente, incompatibles entre sí ¿Hay alguien que pueda pensar que se puede ser sumisa y rebelde al mismo tiempo? En mi opinión, la respuesta es no, respuesta que cambia de sentido si la pregunta se formula en relación a la compatibilidad entre ser esclava y ser rebelde.
Toda mi vida he sido una rebelde. Ha sido algo que mis padres han repetido constantemente, que mi abuela mantenía a toda costa y que todos admitían como algo inevitable. Me recuerdo a mí misma protestando ante mi familia o ante las profesoras en el colegio cuando sufría algún comportamiento que me parecía injusto. Me rebelaba, incluso bruscamente, cuando mi madre me mandaba ir a por algún recado o ayudarla en algún quehacer de la casa, mientras mi hermano se quedaba tranquilamente sin hacer nada o cuando debía regresar a casa los fines de semana dos o tres horas antes que él porque era una chica y él un chico. Bastaba que me limitaran la hora de llegada a las once para que yo llegara a las doce, sin importarme arriesgar un castigo. Recuerdo como algo habitual salir con un chico o con un grupo de amigos sólo porque me habían dicho que no debía mezclarme con cierto tipo de gente o colarme en discotecas o en fiestas a las que no tenía permitido el acceso. Y así ha sido gran parte de mi vida.
Sin embargo, hoy soy una esclava y me siento una esclava. Empecé a interesarme por el BDSM porque me parecía un reto aceptar que alguien pudiera doblegarme, porque necesitaba saber lo que se sentía y porque me atraía sentirme sumisa y disciplinada.
El caso es que después de tres años, hoy puedo aseverar que lo he conseguido o, por decirlo con más exactitud y con más justicia, que mi Amo ha conseguido convertirme en un ser sumiso, sometido y doblegado. Lo ha hecho sin ruido, sin necesidad de dar voces, de emplear la fuerza o de imponer duros y ejemplares castigos, con la constancia y convenciéndome de que no soy más que una esclava a su servicio. Una esclava sin derechos que debe permanecer por debajo de los demás, sin abandonar jamás su sitio. Aún hoy me sale algún ramalazo rebelde, me cuesta mantener el comportamiento debido cuando hablo o me expreso o mantenerme fría ante una orden que no me parece bien, pero incluso en mi casa y en mi ambiente me comporto como otra persona por orden expresa de mi Señor.

viernes, febrero 06, 2009

El lenguaje de los Amos


Existe una persona con la que mantengo un cierto grado de amistad, aunque no sé si es correcto llamar de esa forma a nuestra relación. Es una amistad desarrollada a través del chat y se basa en la afición que ambos tenemos por el BDSM. No conozco su rostro, ni sé la edad que tiene, ni dónde vive o el oficio que desempeña, pero de vez en cuando hablamos de Amos y esclavas, de dominación y sumisión, de este blog, que él sigue con atención, y, en general, de mis vivencias como esclava.
El otro día, sin embargo, mi amigo introdujo una variante en la conversación al preguntarme lo que pensaba acerca de su vinculación con el BDSM, es decir, si creía que era Amo, sumiso o vainilla. La verdad es que nunca había pensado que pudiera ser practicante activo del BDSM, sino más bien alguien interesado en esos temas, pero lo que le respondí fue que de su lenguaje o de su forma de hablar deducía que no era Amo. Mi interlocutor se extrañó de la respuesta que le había dado y me preguntó sobre ese lenguaje que yo atribuía a los Amos, no a todos, por supuesto, pero sí en general.
Se me dirá que cuál es la forma de hablar de un Amo y yo responderé que bastante característica.
Aunque sólo he sido esclava de un Amo, he tenido la oportunidad de hablar con muchos, algo que mi Señor me autoriza a hacer, y prácticamente todos emplean un lenguaje característico. Raro, por no decir inexistente, es el Amo que al hablar con una esclava, en este caso conmigo, no me califica de perrita, de putita o, como mínimo, de esclava. Raro es también aquel que no te habla desde su posición de superioridad, desde su experiencia contrastada o no hace alarde de las esclavas que tiene o ha tenido o que no te pregunta acerca de tu vida sexual, no digo de manera ofensiva, sino sobre las actividades sexuales que se practican con el Amo y con un lenguaje que no se le ocurriría emplear con una chica que no fuese esclava.
No hablo de aquellos Amos sin experiencia y que sólo lo son en su mente o de aquellos otros calificados por muchos como "amitos", cuya primera frase es para ordenarte que te desnudes o que les envíes no sé cuantas fotografías como si realmente fuesen tu propio Amo.
Alguien que no es dominante, por muy entusiasta que sea del BDSM, no pregunta esas cosas, no te llama perra o esclava, incluso aunque sepa que lo eres. Por el contrario,, un Amo nunca se dirigiría a una esclava con los apelativos de cariño, bonita, guapa ni otras lindezas parecidas.

Post Data. Hoy ya sé lo que es mi amigo del chat y la verdad es que no me ha causado una gran sorpresa.

A partir de esta semana inauguro una nueva sección en el blog: es una encuesta sobre temas de BDSM que se irá renovando periódicamente. Quisiera invitar a todos los amigos y amigas y a todos los visitantes del blog a que participaran en la misma como forma de enriquecer este sitio y como método para conocer la opinión mayoritaria de todos.
Desde aquí, las gracias a lilanegra(AMANDA), de quien, sin ella saberlo, he copiado el formato de la encuesta.
Asimismo he puesto música en el blog con una canción que me parece preciosa y que escribió Elvis Presley pensando en que algún día nacería yo.
Ambas novedades están en prueba y espero mejorarlas.